Sydney Cole no puede esperar a que Ryan Driller llegue a casa. Ella comienza a dar placer a su coño de la pista de aterrizaje por su cuenta, frotando su clítoris sobre su tanga con una mano y apretando sus sensibles tetas y pezones duros como rocas con la otra. Justo después de que ella se haya quitado la tanga para meter los dedos en el corazón de su lujurioso culo, Ryan se une a ella en la cama. Haciéndose cargo del placer de Sydney, Ryan agarra su boca a su teta y luego se agacha para reemplazar sus dedos con los suyos. Pronto, los gemidos de emoción de Sydney llenan la habitación, haciéndole saber a Ryan sin palabras que le gusta lo que está haciendo, especialmente mientras sumerge su dedo en su estrecho agujero de mierda. Cuando Ryan le quita la ropa interior, no puede esperar para enterrar su rostro en el arrebato de su amante y disfrutar de su sabor almizclado. Cuando ha terminado de comer su dulce, Ryan saca su pene y lo desliza profundamente en la funda de Sydney. Su cálida humedad es toda la invitación que Ryan necesita para mover sus caderas en un ritmo mutuamente agradable. Cuanto más acelera sus golpes, más Sydney le ruega que siga así. Cambiando las cosas, Sydney se arrodilla para hacerle una mamada entusiasta a Ryan. Sus manos y su boca trabajan en tándem mientras engulle la polla de Ryan para absorber cada centímetro que puede manejar. Cuando se ha saciado, permanece sobre sus manos y rodillas y se da la vuelta para que Ryan pueda tomar su estilo perrito. Esta nueva posición toca todos los lugares correctos para que el motor de Sydney realmente funcione, y pronto sus jadeos y gemidos de placer se han convertido en gritos orgásmicos totales. Con sus tetas balanceándose al ritmo de las embestidas de Ryan y todo su cuerpo palpitando de placer, Sydney es un espectáculo caliente como el infierno del que Ryan no puede quitar los ojos de encima. Acurrucándose detrás de Sydney para que pueda recuperar el aliento después de su poderoso clímax, Ryan vuelve a deslizarse en su arrebato y la tienta con golpes largos y lentos. Gracias a la paciencia de su amante, Sydney pronto vuelve a caer en un frenesí sexual que solo puede satisfacerse con otro orgasmo. Tan pronto como su coño ha disfrutado de otra ronda de éxtasis, Ryan llega al final de su resistencia. Al salir, suelta su carga sobre la teta desnuda de Sydney para cubrirla con su amor.Descargar Sydney Cole en ‘Passionate Lovers’Descargar Sydney Cole en ‘Passionate Lovers’