El señor Vandella no ha estado "a la altura" últimamente y necesitaba ayuda profesional. Arrastré a mi inútil marido para que el doctor Jack Napier pudiera ofrecer sus servicios, ya que mi marido no estaba a la altura en el dormitorio. Me aseguré de llevar mi atuendo más guarro para mostrar mi escote mientras destrozaba verbalmente la carne blanca y flácida con la que me casé. El remedio radical del doctor Napier de convertirme en su esclava sexual era la única cura. El señor Vandella se sentó como un tonto mientras yo me atragantaba y escupía sobre el coloso negro que estaba entre las piernas del buen doctor. Mis ojos se iluminaban como una estrella fugaz con cada centímetro de polla negra que lograba meterme con éxito por el esófago. Pensé que nuestra sesión terminaría allí, pero mis doloridos riñones necesitaban una segunda opinión. Mi marido estaba recibiendo excelentes consejos mientras la palpitante polla del doctor Napier se metía hasta las bolas en un coño blanco normalmente descuidado. Mis enormes tetas temblaban por todo el consultorio del médico mientras me follaba una polla negra que realmente sabía cómo tratar a una chica blanca. Todo el fiasco no estuvo exento de un ataque verbal a los tímpanos de mi esposo, ya que constantemente le recordaba que sus defectos lo hacían menos que un hombre. Mi nuevo cornudo se dio cuenta cuando el sello hermético de mi coño fue roto por una enorme polla negra y los ojos del Sr. Vandella se clavaron en este encuentro sexual interracial. Todo mi cuerpo no podía dejar de temblar por los orgasmos que la polla negra de Jack me estaba infligiendo y mis pequeños dedos de los pies pronto estuvieron cubiertos con su baba de gueto. ¡No podía volver a ponerme mis zapatos de diseñador en esos pies empapados de semen! Hice que el perdedor blanco limpiara mis diez cerditos. Descargar Sarah Vandella en ‘Sarah Vandella – Cuckold Sessions’
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