Paige Pierce, una sumisa y zorra que sufre dolor, es nueva en Kink.com, pero conoce bien los matices del tormento sádico. Y como la buena putita que es, la encontramos demasiado ansiosa por complacer y sucumbir a los deseos más depravados del Papa. Comienza el día colgada como un trozo de carne que se está secando y curando para su consumo posterior. Pero el Papa está impaciente y hunde sus dientes en esta joven esclava completamente natural. Con las piernas atadas firmemente y los brazos extendidos por encima de la cabeza, está completamente expuesta a las maliciosas intenciones del Papa. Él azota sin descanso sus alegres tetas naturales con un pesado látigo negro. Ella gime, pero está decidida a someterse a su dominador. Su piel brilla roja por el tormento y la baba rezuma por las comisuras de su boca mientras se ahoga con una mordaza de bola roja. Ella ruega por correrse y el Papa está más que feliz de complacerla y le mete un hitachi en el coño y le ahoga el frágil cuello con sus enormes manos. Su cuerpo tiembla de placer cuando el Papa le arranca el primero de muchos orgasmos múltiples involuntarios de su tierno cuerpo. A continuación, Paige queda colgada en una suspensión total con una pierna extendida en el aire. Mientras cuelga sin poder hacer nada y sin control, el Papa ataca las plantas de los pies vulnerables. Ella grita de dolor abrasador y suplica piedad. Pero no hay piedad en la mazmorra del Papa y sus súplicas solo hacen que su furia febril sea más intensa. Justo cuando ya no puede soportar el abuso, el Papa la atormenta con el vibrador y extrae un delicioso orgasmo chorreante de su coño hambriento. A continuación, la arrojan sobre su espalda para que el Papa pueda examinar sus tetas y senos con un zapper eléctrico. Él le pone pinzas de trébol en el coño ávido, de modo que el más mínimo movimiento envía ondas de dolor que recorren todo su cuerpo. Su único alivio llega cuando la cuerda le divide el coño y todo su peso cuelga de la cuerda de la entrepierna. El Papa juega con su clítoris a través de la cuerda implacable. Su placer es insoportable, pero el dolor es trascendental. Para acabar con la puta masoquista, nuestro sádico la ata a un caballo con una cuerda apretada para poder devastar su joven y perfecto trasero. El Papa le da nalgadas sin descanso mientras le mete y saca un consolador gigante de su coño siempre hambriento. Ella grita con el deleite de una mujer cuyos deseos solo pueden encontrar apaciguamiento cuando adoran la bota de un hombre de verdad.Descargar Paige Pierce en ‘Pain Slut Paige Pierce Submits to Rope Bondage and Corporal Punishment’Descargar Paige Pierce en ‘Pain Slut Paige Pierce Submits to Rope Bondage and Corporal Punishment’