Nuestro cornudo de hoy es de Francia. Voló hasta aquí solo para estar cerca de su reina. Debió haber tenido la idea de que habría alguna manera de que yo me abriera para su polla. Al igual que todos los franceses, rápidamente perdió toda esperanza y me vio absorber cada centímetro de la polla de Ace. Le mentí a Frenchie y le dije que lo dejaría llevarme de compras a París un día si me lamía un poco de semen negro. Lo hizo y yo no. Incluso los cornudos europeos son unos malditos idiotas.Descargar Candy Monroe en ‘Ace and Frenchie Cumlicker – Candy Monroe’
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