Hay una buena razón por la que Janie Jones ha dejado la seguridad de su casa suburbana para ir al baño público lleno de olores. Janie Jones buscó en un motor de búsqueda y encontró este baño público, pero apartado, donde las chicas blancas caen de rodillas en un santiamén. Dentro encontró una polla negra larga que rivalizaba con las del porno interracial que se escapaba a ver. La boca de Janie inhaló una polla negra que sabía muy bien y tenía menos relleno. Janie logró usar ambas manos para sacarse esa polla negra que bien podría haber sido un roble. El sonido blando debajo de ella le dijo que era hora de apoyar ese culo blanco para recibir una polla negra. El extraño negro detrás de la pared descargó todas y cada una de sus frustraciones en la apretada caja de Janie hasta que sus rodillas no pudieron soportar más. La palpitante polla negra no necesitó mucha más estimulación antes de salpicar la boca de Janie con una sustancia viscosa de gánster.