Jill (Gigi Allens) es la secretaria mejor y más diligente que Brad haya tenido. Incluso cuando no está en su escritorio, está debajo de él, trabajando largas horas para endurecer a su jefe con su boca sedienta. Siempre exhaustiva, esta puta australiana se asegura de responder a todas y cada una de las llamadas telefónicas, incluso cuando está lamiendo su dulce clítoris. Le toma todo su poder de voluntad, pero Jill logra mantener la compostura y tomar notas mientras le golpean el coño. A pesar de toda su dedicación, Brad la recompensa con un pequeño comentario positivo en forma de una gran carga blanca colocada directamente en su lengua.