Mi novio piensa que estoy fuera de la ciudad por trabajo. Si supiera que su futura esposa realmente se está preparando para un bombardeo de pollas negras, entonces se volvería loco. Es un buen chico blanco cuya resistencia sexual rivaliza con la de todos los chicos blancos. Solo se pone duro cuando yo inicio el sexo, pero se queda flácido segundos después. Usando esa frustración tomé la decisión de ir a la reunión de hombres negros enojados para una cena que consistía solo en carne oscura. El violento sermón del hermano Hooks plantó la semilla de lo que sería un gangbang interracial para el que ni siquiera yo podía prepararme. Subí y bajé por la fila chupando cualquier polla negra que me dieran. Estos tipos han enfrentado una discriminación constante, pero no rechazaría a ninguna polla negra que estuviera dispuesta a follarme el cráneo. No me libré, ya que un taburete me mantuvo en pie mientras mi coño blanco sentía el peso de un asalto de polla negra. Mi clítoris palpitante supuraba mientras los negros matones se metían hasta las bolas en mi sonrisa vertical. No quería que se corrieran dentro de mí, ya que la sensación de esperma negro en mi cara me vuelve loca. Han pasado algunos días desde este encuentro épico y todavía no puedo caminar derecho. Es un pequeño precio a pagar por la oportunidad de deleitarme con toda esa gran polla negra.
