El sexo con Ben fue tan bueno que Angélica no puede evitar recordarlo con cariño, a pesar de que su tiempo juntos terminó hace mucho tiempo. Le gustaba tanto su polla que podía pasar horas lamiendo la punta y empujando su boca hasta la base del pene. Estaba totalmente atento a sus necesidades eróticas, y sabía cómo provocarla con su gruesa polla hasta que ella se corría una y otra vez. Deslizaba la punta tan lentamente que apenas podía sostenerla, y la hacía esperar mientras le daba el resto centímetro a centímetro.