La música recuerda a una vieja banda sonora de televisión de los 70, pero ciertamente no hay nada anticuado en esta escena. Las caricias de Victoria junto a un fuego crepitante disipan rápidamente cualquier sugerencia de programas de televisión banales. Obviamente disfrutándose, absorbe el calor de la llama a su lado, mientras enciende un fuego interno propio que termina en una llamarada de orgasmos giratorios acompañados de gemidos suplicantes de placer jadeante.