Trabajando en el negocio del spa, Jack Blaque lo ha visto todo. Los viejos pumas que vienen a que les hormigueen los coños mientras les dan masajes. Pero hoy tiene una abuelita, Vanessa Videl, que está muy emocionada de ver a su masajista siendo negra y recordándole al primer marido que tuvo. Era jamaiquino y lucía una polla enorme. Ella lo echa mucho de menos y pide ver el suyo. Está en el negocio de darle a la clienta lo que quiere tan pronto que estaba tragando su gran polla negra. Por toda la mesa de masajes se folló a esa abuelita cachonda ese día y terminó con una explosión masiva en su cara.