Sybil Stallone volvió de su carrera matutina. Tenía calor y estaba sudorosa. Había una manguera en el jardín donde podía refrescarse. Se quitó la ropa y reveló unos pechos monstruosos. Lentamente roció esa agua fría sobre sus pechos y su culo. Su barrendero Sean Lawless la estaba mirando desde el balcón. Estaba barriendo cada vez más cerca de ella. Como si quisiera que lo atraparan. Y lo hizo. Ella lo acercó. Le dio una bofetada en la cara entre sus pechos. Sacó su polla y comenzó a chupársela. Luego follaron. Sobre la mesa. Él la folló por el culo y luego ella lo montó. Sus pechos gigantes rebotaban. Él se corrió dentro de ella. Pero eso no fue suficiente para ella. Quería un poco más de semen en sus pechos.