Querido diario, mi decimoctavo cumpleaños fue una montaña rusa de emociones. Toda mi familia y amigos se olvidaron de ello, lo que me hizo sentir fatal. Siempre he sido muy consciente de mi cuerpo y nunca he estado segura de él, pero me desperté sintiéndome mejor con mi culo y mis pechos en este día especial y quería saborear el momento. Me puse el atuendo más lindo que pude encontrar y decidí ir al centro comercial para lucirlo. Sin embargo, mi hermanastro Joshua me interceptó antes de que me fuera. No dejaba de mirarme, fijo en mi pecho. Me dijo que le recordaba a una chica de la que solía estar enamorado. Era extraño tener su atención, pero también era bastante excitante para mí. Todavía no había tenido relaciones sexuales y esperaba que mi primera vez fuera especial. El repentino interés de mi hermanastro y el hecho de que era el hombre en el que más confiaba fueron estimulantes. Sabía que si quería, él reventaría mi cereza. No podía dejar pasar esta oportunidad...