EspañolRobebaby visita la mazmorra con su pareja en la vida real, Barry Cox, para vivir una experiencia de bondage pervertida y electrizante. Sin llevar nada más que unas medias rojas brillantes hasta los muslos, la pequeña Ropebaby queda expuesta y atada a un tubo de cobre cableado que está lleno de electricidad. Si se sostiene y se cierne justo encima de él, está a salvo, pero si pierde el control y se desliza hacia abajo sobre el dispositivo amenazante, ¡recibirá una descarga eléctrica! Menos mal que a Ropebaby le encanta el dolor porque también tiene un electrodo dentro del coño, que chisporrotea con corriente eléctrica. Barry sabe exactamente cómo debilitar y motivar a su juguete, así que le pone pinzas de ropa por todo el interior de los muslos y las tetas y la provoca con el vibrador y el zapper. Mientras empuja a Ropebaby hasta el borde con el Hitachi, golpea brutalmente las pinzas de ropa con el bastón, provocando una tormenta salvaje de sensaciones que la hace correrse una y otra vez. ¡Quién hubiera pensado que el tratamiento de electroshock podía ser tan excitante! A continuación, amordazan a Ropebaby y la atan a un banco de azotes, donde Barry le da azotes en el culo firme con insistencia hasta que se pone rojo como una remolacha. Para colmo y ayudarla a soportar el dolor, le folla el coño con una polla en un palo, lo que hace que Ropebaby sufra una serie salvaje e interminable de deliciosos orgasmos.