Rebecca parece una chica normal en la universidad, pero con un lado sucio que se guarda para sí misma. Cuando se entera de que hay una habitación especial en el campus donde una chica puede ser la zorra anónima que necesita ser, está desesperada por encontrarla. En una parte del campus en la que nunca ha estado, detrás de una puerta con una etiqueta que dice Solo empleados, encuentra su lugar secreto para jugar donde puede dejarse llevar, sin saber nunca a quién pertenecen esas pollas. Sabe que en el futuro vagará por el campus preguntándose a quién le ha chupado las pollas. Están duras y listas para ella con su falda y medias de colegio vestidas solo para la ocasión, como siempre ha soñado. Ella les chupará la vida a esas pollas, hasta la próxima.
