Lorelei Lee ya ha tenido suficiente de su patético esclavo, Jay Wimp, y de su incapacidad para complacerla. Así que lo humilla por completo y toma lo que quiere. Le escupe, tortura su polla y sus bolas, le hace lamer comida del suelo, pone su inútil polla en castidad y lo penetra con fuerza... todo para que pueda demostrarle lo mucho que quiere complacerla. Pero sus esfuerzos son en vano. En una humillación final, Lorelei le pone los cuernos, obligándolo a chupar la polla de otro hombre y luego a observar cómo lo monta hasta el orgasmo una y otra vez. Finalmente satisfecha, Lorelei hace que su esclavo se coma el semen del otro hombre y luego lo descarta.