No hay palabras para describir la indignación que sentí hacia mi hija, Lexi Diamond, cuando llegué a casa del trabajo y la encontré haciendo cosas malas. ¿Puedes culparme? Trabajo 40 horas a la semana más horas extras para un jefe idiota para poder darle un techo y luego la encuentro jugando con uno de esos tipos que parecen raperos. Le grité y ella me respondió con la revelación de que verla follar con ese tipo sería parte de mi futuro. La regañé, pero me paralicé por el miedo una vez que el grandote negro me miró fijamente. Era o que me patearan el trasero o ver a mi pequeña dulzura follarlo, así que me quedé callada y observé cómo la violaba por todos mis muebles. Una vez que terminó, sacudí la cabeza y sentí que las lágrimas estaban a punto de rodar por mi rostro. Acababa de darme cuenta de que era una pequeña zorra negra como su madre, pero esa es otra historia.