Era una perezosa mañana de domingo cuando Violette Pink se encontró perdida en una ensoñación erótica; es decir, hasta que su compañera de cuarto Kirschley Swoon rompió el hechizo de la ensoñación de Violette con un pequeño sueño sexy propio. Desesperada por escabullirse de la ropa y meterse en las bragas de Violette, Kirschley besó delicadamente los labios de su amiga, deslizando suavemente los dedos por debajo de la falda mientras lo hacía. No pasó mucho tiempo antes de que las chicas se perdieran la una en la otra, tomándose el tiempo para acariciar y lamer cada centímetro de sus cuerpos cálidos y deseosos. La voraz Violette tomó el control primero, introduciendo sus dedos y su lengua profundamente en el apretado y húmedo coño de Kirschley, llevándola a múltiples orgasmos prolongados. Fue entonces cuando Kirschley se sentó a horcajadas sobre su amiga por detrás, convirtiendo el clítoris rosado de Violette en un charco tembloroso de lujuria, perfecto para lamer. Con el sabor en la lengua de la otra, las chicas sonrieron y cayeron en una maraña de satisfacción.
