El Papa le da los toques finales a una Katie Kush ya colgada, primero le ata las manos a la espalda, luego le ata una pierna por encima de la cabeza con las piernas abiertas y luego le asegura la cabeza atando una de sus coletas. El Papa llega incluso a atarle una bola de bolos de 14 libras al dedo gordo del pie para inmovilizar la única parte de su cuerpo que todavía no está atada. Después de eso, los agujeros de Katie son presa fácil para el Papa, que empieza con el Hitachi y luego le mete un consolador en el coño apretado. Después de eso, la hace correrse follándola furiosamente. Katie vuelve a quedar colgada, esta vez de una rodilla con los brazos detrás de la espalda y el Papa finaliza esta bonita imagen con una mordaza de bola. Contento de que el aprieto de Katie haya terminado, juega a su juego favorito, "balancear a la zorra por los pezones", tirando de Katie hacia adelante y hacia atrás como un péndulo de carne antes de agarrar el látigo para ablandar su piel tensa. Después de que Katie se ha calentado, el Papa usa el vibrador para recompensarla con orgasmos nuevamente, lo quiera o no. Finalmente, Katie es atada a un plano de madera, con la cabeza en el suelo y los pies ligeramente elevados. El Papa llega con un balde de agua para jugar uno de sus juegos favoritos, pero rara vez disponibles: ¡el ahogamiento simulado! Le da una barra de hierro para que la deje caer como "palabra de seguridad" y Katie es colocada debajo de una funda de almohada. El Papa la rocía con vaso tras vaso de agua. Katie es una soldado y recibe una recompensa por ser una buena zorra.
