Cuando el mandato de Max Dior en la empresa llegó a su fin, su colega Cayla Lyons se entristeció al verlo partir, no solo por los asuntos pendientes que compartían. Cuando Cayla se inclinó para darle un beso a Max, toda la tensión sexual enterrada de su tiempo juntos asomó la cabeza, una chispa erótica voló entre sus labios mientras se entrelazaban y se besaban. Max agarró los pechos de Cayla y la levantó sobre el escritorio para enterrar su cara entre sus piernas, el coño de Cayla se humedecía más mientras lamía círculos alrededor de su clítoris hinchado. En cada momento de los juegos previos, Cayla anhelaba sentir la polla dura de Max Dior dentro de ella, dejaba escapar un jadeo de placer cuando él empujaba su polla tan profundo como podía. Max inclinó a Cayla sobre el escritorio y la folló como había anhelado cada mes que trabajaron juntos, luego terminaron con una ronda orgásmica de 69 que lo hizo chorrear gruesas cintas de semen.
