La adorable húngara Carla Crouz le cuenta al director Rocco Siffredi sobre su fantasía de entrenamiento de estar rodeada de seis tachuelas sudorosas. Se imagina tentando a los chicos con sus tetas turgentes, engrasando sus músculos y luego desnudándose para ser devastada por toda la manada de hombres cachondos. Carla se arrodilla para servir sus enormes y palpitantes pollas con su boca, chupando hambrientamente dos y tres pollas a la vez. Los tíos follan sin piedad el culo de la hermosa zorra, y ella se abre de par en par para una serie de desordenadas ráfagas de semen facial.