Alguien se llevó todo el dinero de Arteya. Ella ha estado vagando todo el día buscando centavos en el suelo con la esperanza de conseguir unas tapas para la cena. Por suerte, se topa con nuestro director, que no solo está forrado, sino que también busca gastar su dinero en un poco de libertinaje. Le ofrece 30 euros para ver algunas tetas, y Arteya las mostró con facilidad. Otros 20 euros por un culo tampoco son un problema, ese trasero estaba pidiendo a gritos salir de esos pantalones cortos de todos modos. Otro fajo de euros más tarde y Arteya está chupando pollas, cabalgando profundamente y, en general, poniéndose cachonda. El director la lleva de regreso a su casa después para una ronda final de sexo desesperado por dinero. Era mucho más cómodo en la cama que en el cemento, y también era mucho más fácil correrse. Poder correrse por todo su estómago por unos pocos cientos de euros es un pequeño precio a pagar por la máxima sensación de satisfacción.
